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Febrero 21, 2024 23:37 hrs.

Raúl De La Rosa › diarioalmomento.com

Política ›


Los datos en la Ciencia y la Tecnología, enfocados a la salud, son ambiguos, una sola enfermedad, la diabetes, así nos lo muestra. Alrededor de ésta se han desarrollado una gran diversidad de tratamientos y fármacos, pero seguimos sin poder enfrentarla con soluciones. Hasta el momento, sólo tenemos una mejoría en sus diversos tratamientos, pero la falla pancreática sigue sin resolverse. Podemos llegar a la Luna o lograr hacer estallar una bomba nuclear pero no corregir una falla pancreática o deshacer las células cancerígenas, etc.

¿Pero todo es negro? No. La utilización de las primeras vacunas, el uso de los antibióticos, y el descubrimiento de la estructura del ADN supusieron grandes avances en la medicina enfocados a vencer y superar las enfermedades. La ciencia médica sigue progresando cada año para entender mejor los mecanismos del comportamiento de nuestro organismo con el fin de prevenir, diagnosticar tempranamente y curar patologías que en otro tiempo fueron mortales.

Y es que parte de la investigación científica e innovación tecnológica enfocada a las ciencias de la salud nos ha traído:
1. Mayor acceso a la información, que nos da mayores márgenes de prevención
2. Tratamientos más efectivos
3. Mejor atención y seguimiento médico
4. Análisis más rápidos y confiables

Pero persiste un dilema y sus respuestas, ese dilema de toda y todo científico e innovador, ¿ciencia para qué, para quién?

De acuerdo a la Red Internacional de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (INAHTA por sus siglas en inglés), las tecnologías en salud se definen como cualquier intervención desarrollada con el propósito de promover la salud, prevenir, diagnosticar o tratar enfermedades o para la rehabilitación o cuidado a largo plazo. Éstas intervenciones incluyen pruebas diagnósticas, procedimientos médicos, productos farmacéuticos, dispositivos y sistemas en los cuidados de la salud. Dichos productos y servicios han sido ampliamente desarrollados y mejorados durante las últimas décadas gracias a descubrimientos e investigaciones científicas. El desarrollo de nueva y mejor tecnología en salud trae beneficios para todos los involucrados en el proceso médico, pero sobre todo para las y los pacientes, ya que les da un mayor acceso a métodos de diagnóstico y terapéuticos más eficaces y seguros, basados en ciencia y tecnología de punta.

Sin embargo, la investigación científica e innovación tecnológica enfocada a la salud tiene un enorme desface en comparación con las telecomunicaciones, por ejemplo, pero no sería exacto decir que no hay avances ni mejorías. El SIDA, que hasta 1992 era una sentencia de muerte, desde hace más de una década la ciencia y tecnología han permitido con retrovirales nuevos, que ésta pueda ser tratada de forma parecida a la diabetes, y con resultados también similares. Siendo ello un gran logro para quienes desarrollan el SIDA.

Pero siguen siendo insuficiente de acuerdo al avance en otras áreas de la conducta humana, sobre todo las industriales. Así, hay una conclusión casi inmediata: sí hay avances pero no son proporcionales con nuestras necesidades, en todo el mundo, y más aún, hay desequilibrios impresionantes entre el enfoque distintivo de la producción científica y tecnología en la salud. Sí, no es el mismo el enfoque a productos, tratamientos, fármacos, etc., de venta masiva, que a los que no son así. Pero en México el desface y desequilibrio todavía es mayor.

Es imposible no reiterar una y otra vez que vergonzosamente la investigación científica y más el desarrollo tecnológico y la innovación, en general, en nuestro país se encuentra por debajo no solo de países desarrollados, sino también de países con economías emergentes, como Brasil, Argentina, India o Sudáfrica, por varios factores, que los exponemos una y otra vez, como la falta de comprensión sobre la importancia de la innovación científica, así como aspectos financieros y gubernamentales sobre el apoyo y la regulación de los proyectos de investigación y avance científico del país. Pero se reproducen las ambigüedades, pues aún y cuando la situación de la tecnología de la salud en México no es la mejor, existen hospitales y clínicas cuyo enfoque recae en desarrollar, perfeccionar y aplicar nuevas tecnologías de la salud en la atención de sus pacientes, públicos y privados. Aunque siguen siendo selectivos, tanto en el tipo de enfermedades como personas a tratar.

Sí, tenemos biopsias líquidas, cirugías robóticas, terapias génicas e inmunoterapias celulares, secuenciación del genoma... hay grandes avances en descifrar el atlas celular... Pero su desarrollo ha sido extemporánea con respeto a las telecomunicaciones o la investigación del espacio exterior.

La leyenda urbana de la industria farmacéutica mundial no es producto de una imaginación perversa, es la única forma de desenmascarar y denunciar una distorsión de la conducta humana, para que haya mayor concienzación y se pueda comenzar a desaparecer la selectividad e inequidad en los ambiguos avances del sector salud.

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Los avances en el sector salud son selectivos

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